Una vez más visitábamos la ciudad nazarí; como viene siendo habitual año tras año una nueva invasión de la afición verdiblanca, y una gran representación de miembros de Gol Sur 1907, que desplazó a tres buses, además de más gente de las peñas y grupos que pasaron el finde allí. En total fueron más de 200 integrantes de la grada de animación los allí presentes.
Salimos bien tempranito para Granada los buses de la grada de animación con ganas e ilusión de acompañar una vez más a nuestro Betis, y a eso de las 11 de la mañana ya estábamos en Granada. Nos reunimos con los demás beticos desplazados en la plaza que hay junto al estadio, la que ya estamos acostumbrados a tomar cada vez que el Betis visita aquellos lares.
Después de una gran previa bastante animada, con cerveza, humo y muchos cánticos, nos disponemos a entrar todos juntos al estadio. A todo esto, recordar que una vez más no empezó aquella temporada de la mejor manera posible, estando el entrenador muy cuestionado tras los malos resultados por los que pasaba el equipo, y los jugadores más de lo mismo ya que muchos se arrastraban por el campo. Aún así, Gol Sur 1907, de la mano de la afición no fallaba.

 

Sin embargo una vez más el equipo volvió a fallar: partido lamentable, jugadores andando y arrastrando la camiseta, el Granada con muy poquito le sirvió para llevarse los tres puntos, pero ahí estábamos nosotros para honrar el escudo, con una lección de animación brutal, la mejor de la temporada en cuanto a viajes se refiere diríamos algunos. Cuanto más se arrastraba el equipo y más desesperaba a los béticos, más se cantó y animó, tanto fue así, que uno de los miembros de seguridad del Granada, se acercó a uno de los responsables de Gol Sur 1907 y le comentó que  relajara a la gente y la animación porque de los botes que se daba en la zona visitante, las gradas metálicas del Nuevo Los Carmenes se iban a caer, a lo que este le respondió “tranquilo que tendréis la suerte de que el Betis no marcará y no se caerá”, el seguridad se fue con cara de asombro mientras la afición verdiblanca miraba asustada hacia arriba donde estábamos ubicados, miraban por cómo botaban esas gradas, el temblor era increíble.
Después de 90 minutos de beticismo en estado puro y honra al escudo, jugadores y directivos se llevaron su merecida bronca, salvo algún jugador que se acercó a la esquina a pedir perdón y saludar a los béticos desplazados. Algunos (la mayoría) entraron flechados al vestuario y no quisieron saber nada.
Tras el bochorno y el correspondiente cabreo, partimos de vuelta a la Ciudad del Betis, decepcionados no sólo por el resultado, sino también por la actitud de los jugadores.
Esta pasión no entiende ni de resultados ni de categorías.