Todo comenzó con el viaje frustrado a tierras escocesas, como bien recordaréis, debido al contexto sanitario del momento fuimos muchos los béticos que, en vísperas de Navidades, no quisimos arriesgarnos a quedarnos en estas fechas señaladas encerrados en un hotel de Glasgow celebrando la Noche Buena más solos que Juan Carlos I. Después de un mes sin viajar y con el último cancelado, no podíamos terminar el año sin un último desplazamiento que nos matara un poco el gusanillo. Partido un jueves laborable, de noche, con precios de entradas poco atractivos y sin otra forma de desplazarse que no fuera en coche, pero allí que fuimos, está Copa tenía que ser nuestra y teníamos que estar en cada desplazamiento arropando a los que unos meses más tarde se convertirían en nuestros héroes.
Empezamos a organizarlo, preguntamos cuantos vendrían y, como siempre, de primeras se apuntan unos 25-30 pero a medida que pasaban los días ese número bajaba considerablemente y al final, nos juntamos 9 miembros de nuestra peña (PB Montequinto). Creo que los únicos a los que nos habían dado el día o los que habíamos conseguido mentir lo suficientemente bien en el trabajo para que no dieran el día. Llegó el día del partido y, como no podía ser de otra forma, problemas para que nos den la furgoneta. Después de estar dos de nosotros más 2 horas de discusiones en Santa Justa, que se acordaran de toda nuestra familia, cercana y lejana, logramos salir. Ponemos rumbo a Córdoba para recoger a los dos que faltaban, pero, a mitad de camino, tuvimos que hacer la primera parada para que uno de nosotros fuera al servicio. No éramos conscientes de lo que estaba por venir. Paramos en Córdoba, nos comimos el peor desayuno que hemos tomado en Andalucía (mejor que cualquiera de Madrid) y por fin, salimos hacia Talavera de la Reina. Paramos una vez más en Despeñaperros para que el mismo individuo, que ya había ido tres veces, fuera “por última vez” al baño, pero no fue así. Llegando a Toledo empieza a gritar: ¡Parad, parad, parad ya que me meo!, frenamos en mitad de una incorporación, nos paramos en el arcén y, para sorpresa de todos, ¡se había meado encima! Esta persona, mientras toda la furgoneta aguantábamos la risa, se baja y decide terminar de mear en el arcén con el viento en contra para terminar de mojarse. Se ve que tenía calor.
Una vez en Talavera nos ponemos en busca de algún establecimiento en el que refrescarnos con el tradicional zumo de cebada, empezar la previa y juntarnos con el resto de béticos que venían a ver el partido. Nos paramos en un bar enfrente del estadio y allí nos juntamos la mayoría de béticos desplazados, entre los que se encontraban miembros de varios grupos y peñas de la grada baja de Gol Sur y algún bético de Talavera de la Reina y ciudades cercanas, en total, unos 25/30 golsureños presentes junto a otros 200 béticos. Lo típico de las previas, cánticos, hermandad, bebidas y pasarlo bien hasta que llegara la hora de ir hacia el estadio.
Llegamos al estadio, aroma a fútbol añejo, con gradas prácticamente pegadas a la línea, ¡llegaba el olor a césped a la grada! Hay que reconocer que una de las pocas decisiones acertadas por parte los dirigentes del fútbol español en los últimos años, ha sido el nuevo formato de La Copa, que podamos disfrutar, aunque sea un poco, del fútbol de toda la vida, es un lujo.
Como siempre, había una grada visitante repleta de hermanos béticos y, entre todos los que éramos como suele pasar en estos casos, y sin saber si por los principios empíricos de la jodida ley de Murphy o el Karma en su venganza a las travesuras del viaje anterior a Alicante con los cámaras (ver crónica Alcoy), la imagen en directo por televisión no fue otra que la de un servidor cubata en mano y cigarro en otra, cuando supuestamente no podías ir a trabajar porque estabas muriéndote en casa y encima tus jefes te pillan. En fin, cosas que a todos nos ha pasado alguna vez por querer acompañar al Betis a todos lados. Para los más curiosos, si, conserve mi trabajo, pero solo hasta el 23 de abril, día en el que me pusieron en la tesitura de “trabajo o final de Copa” y aquí estoy dos meses después, escribiendo la crónica del viaje a Talavera y echando Curriculums en busca de ingresos para gastármelos en Ryanair y pensiones de mala muerte de ciudades europeas.
Del partido solo vamos a decir dos cosas: Joel y Lainez nos dieron parte del título que hemos ganado, que conocimos a un pequeño de diez años, natural de un pueblo de Toledo y que, misteriosamente, es igual o más bético que nosotros sin haber tenido la suerte de haberlo mamado en casa, en la familia o en su entorno. Gracias a gente como este pequeño el Real Betis Balompié es tan grande.
Tras el partido, parada en un Burger King para comer algo rápido y rumbo a Sevilla por la peor ruta que podía haber. Después de muchas horas, muchas curvas, no encontrar gasolinera abierta y acabar echando gasolina en la gasolinera más tercermundista de toda España, por fin llegamos a la Ciudad del Betis, con 2 horas de sueño por delante para poder ir a trabajar lo más decentemente posible. O, mejor dicho, lo menos indecentemente posible.
Viaje que, sin esperarlo, creo que ha sido uno de los que más hemos disfrutado y que sin duda hacen que amemos aún más a nuestro equipo. Como dijo Joaquín, nuestro capitán, el día que pasamos a la final contra el Rayo, “qué bonito es ser del Real Betis Balompié, no por estas noches sino también por otras cosas”.
Como todas las grandes historias, todo comenzó con la coletilla mas famosa y temida de todos los tiempos, ´´A que no hay huevos de presentarnos en Alcoy a ver el Betis“. Todo esto carecería de merito si no fuese porque el partido era un miércoles y la famosa frase y el origen del viaje surgió el Domingo tras un postpartido del glorioso y apenas tres días antes del partido. Con el subidón de la victoria en casa ante el Levante y alguna copa que otra en el cuerpo, empezamos a buscar las formas de viajar hasta Alcoy. Al ser entre semana todas las opciones eran prácticamente inservibles, puesto que eran bastantes horas de carretera, había que compaginarlo con los trabajos y no salían las cuentas respecto a los horarios. Todo parecía ir en contra hasta que un miembro del grupo encontró un vuelo de Sevilla a Alicante para el día del partido y por la friolera cantidad de 8 euros. Inmediatamente empezamos a sacar los vuelos. De primeras no fueron ni cinco personas pero como pasa siempre, poco a poco la gente fue envenenándose y se empezaba a sacar el vuelo por su cuenta. De 5 pasamos a 8, de 8 a 10, de 10 a 16 y la misma mañana del viaje cerramos la lista con 21 personas. Desde aquí me gustaría hacer mención a ciertos miembros del viaje que se inventaron enfermedades y defunciones de familiares para poder salir antes de trabajar y llegar al vuelo que salía a las 2. El que esté leyendo esta crónica bien hace en preguntarse que coño hacíamos en Alicante si el partido se jugaba en Alcoy y es aquí donde empieza la segunda parte del viaje. En Alicante tuvimos que alquilar 3 furgonetas para poder desplazarnos hasta Alcoy que se encontraba a una hora de viaje del aeropuerto. Tras recoger las furgonetas y tras unas paradas para satisfacer las necesidades de algún que otro amigo de lo ajeno, pusimos rumbo hasta Alcoy.
Una vez en Alcoy y a falta de 3 horas para el partido decidimos hacer un poco de turismo por la ciudad. Nos reunimos con 9 miembros de BETIS BARNA que habían bajado de la ciudad condal para hacernos compañía y los 30 regalitos de Dios pusimos rumbo hacia el centro de Alcoy. Como podéis imaginar se acabó la tranquilidad de la que podía gozar esta humilde localidad un miércoles por la tarde. Unas horas en el centro, algunas compras de decimos de navidad, la invasión a un Belén viviente y para el estadio que llegaba el bus del equipo y había que darle una sorpresa a aquellos que pensaban que un miércoles a las 9, en la primera ronda de Copa y contra un rival de tercera, el Betis no tendría el apoyo de su infantería mas fiel y leal.
Llegó el autobús y más de un centenar de béticos cortaban el acceso al estadio con bengalas verdes y con una pancarta que ya es historia viva del Real Betis y que rezaba SOLO HONRAMOS TU ESCUDO. Tras el recibimiento era hora de poner rumbo al interior del estadio.
El estadio respiraba aroma de futbol del de verdad, del de toda la vida. Un estadio sin apenas asientos, donde prácticamente todo el futbol se ve de pie y a pie de campo. Un estadio con niños jugando al futbol en las porterías antes de que empezara el partido y donde nos dieron la mejor noticia que alguien podía darnos en ese momento… HAY ALCOHOL EN EL BAR DEL ESTADIO.
Del partido poco mas que decir, entre la superioridad del Betis y la superioridad del alcohol en nuestro cuerpo se pasó volando. Al final del partido y aprovechando que aquello era casa Pepe algunos miembros del grupo decidieron darse un paseo por el césped para ver si se traían a Sevilla algún que otro calcetín sudao de alguno de los jugadores. El balance fue positivo; La camiseta de Miranda, los guantes de Joel Robles y que 2 de los que se supone que estaban malos y en el tanatorio salieran por la tele a 600 km de donde les habían dicho a sus jefes que iban a estar.
Tras el partido y tras un asalto a una de las furgonetas de realización de DAZN para desconectar cables y tocar botones ( No nos juzguéis, os recuerdo que se vendía alcohol en el estadio) pusimos rumbo para Sevilla.
Y no se si os habéis dado cuenta pero en ningún momento de la organización del viaje he mencionado el viaje de vuelta. Y es por la sencilla razón de que no había ningún vuelo de retorno y la vuelta tuvimos que hacerla en furgoneta…
600KM después llegamos a Santa Justa a soltar las furgonetas y de ahí cogimos un taxi para nuestras casas a dormir calentitos nuestros PUESTOS DE TRABAJO.
Para el que aquí escribe ha sido uno de los viajes mas puros y auténticos de los que ha hecho siguiendo al glorioso, que no son pocos. Y creo que mis compañeros de viaje pueden decir lo mismo.
Hoy, mañana y siempre LARGA VIDA A LOS FANATICOS DEL REAL BETIS BALOMPIE.
Pd. Un saludo al cámara de Dazn y un abrazo a mi jefe que ese día no vio la tele.
El Ferencvárosi Torna Club más conocido como el Ferencváros , Fradi, o FTC, club deportivo profesional húngaro con sede en el barrio de Ferencváros de Budapest. El club fue fundado en 1899, disputando sus partidos como local en el Groupama Aréna y juega en la NB1, la primera división húngara.
Considerado el equipo húngaro de mayor éxito, tanto a nivel nacional como internacional, el club ganó la Copa europea de Ferias 1964-65 a nivel internacional, y a nivel nacional cuenta con más de 60 títulos incluyendo 30 Ligas y 23 Copas de Hungría. El Ferencváros había participado en todos los campeonatos de primera división desde el inicio de la liga de fútbol de Hungría en 1901 hasta la temporada 2006/07, en la que descendió a NB2 por problemas financieros. Además de la sección femenina de fútbol cuenta con secciones de Waterpolo, Fútbol Sala, Balonmano, Hockey sobre hielo y Patinaje.
La rivalidad más importante es la que mantiene, tradicionalmente, con el Újpest FC que es su gran rival en la capital y Hungría. Ambos son dos de los equipos más laureados del país y el derbi entre ellos es conocido como el derbi de budapest, que se encuentra entre las rivalidades futbolísticas más candentes del mundo.
Hoy os traemos a un equipo con una de las hinchadas más importante de Hungría, al igual que su grupo ultra principal Green Monsters varios miembros de gol sur 1907 presentes en el partido que nuestro club disputó en el partido de ida de la europa league correspondiente a la jornada 2 con resultado favorable 1-3, pudimos presenciar la magistral grada de animación local dando un ambiente simplemente brutal tanto de coordinación respecto a cánticos como a colorido se refiere, en la segunda mitad se podría observar una pancarta desplegada en modo protesta en la que rezaba “UEFA DOBLE RASERO EN LUGAR DE IGUALDAD, ESTO NO ES UNA TARIFA” sin dejar indiferente a los 700 béticos desplazados que una vez más acompaña a nuestro glorioso en esta nueva andadura europea. Sin más os dejamos que disfrutéis con los diferentes videos que os mostraremos de la grada de animación local.
Es curioso, pero la primera vez que el Real Betis se enfrentó al Ferencváros iba vestido con camiseta azul, exactamente igual que cuando se vieron las caras en Budapest hace un par de meses. Este duelo inicial tuvo lugar en agosto de 1975 y el cambio de colores de los verdiblancos no vino determinado, como ahora, por ninguna disposición de la UEFA, sino por un motivo mucho más prosaico: los dos equipos vestían de verde y ninguno tenía un uniforme alternativo. Aquello pasó en el XV Trofeo Costa del Sol que entonces organizaba el Málaga. En la primera de las semifinales el Betis perdió con el Peñarol uruguayo y al Ferencváros lo derrotó el equipo local en la segunda.
Así pues, béticos y magiares debieron encontrarse en el choque de consolación y, al coincidir sus colores, el Betis, cortésmente, renunció a los suyos y le solicitó una indumentaria prestada al Málaga. Fue por eso que aquella tarde lució una camisola azul y un pantalón negro que lo diferenciara de su rival húngaro.
Este primer enfrentamiento en tierras malagueñas acabó con victoria magiar por 3-1, pero no tardaría más de una semana en ponerse a tiro la revancha. El Ferencváros andaba de gira por el verano español de trofeos y del Costa del Sol saltó al Ciudad de Sevilla, que entonces cumplía su IV edición y que esta vez iba a disputarse en el estadio Benito Villamarín.
En aquellas fechas el equipo húngaro estaba muy prestigiado. Acababa de alcanzar el subcampeonato en la Recopa 1974/75 y aún se recordaba que una década antes se había proclamado campeón de la Copa de Ciudades en Ferias. La misma Copa, por cierto, que marcó el estreno del Real Betis en las competiciones europeas en la campaña 1964/65. Recordemos que a los verdiblancos los eliminó muy pronto el Stade Français, pero el Ferencváros fue capaz de llegar hasta la final y, lo que es más notable, de ganársela a la poderosa Juventus de Luis del Sol en el mismísimo campo turinés de la “Vecchia Signora”.
Ahora, en 1975, el sorteo del Ciudad de Sevilla puso otra vez al Ferencvaros en el camino del Betis. En la segunda semifinal que se disputó en Heliópolis el miércoles 27 de agosto. Una noche de enorme calor y campo lleno hasta el acabose. Los dos grandes fichajes verdiblancos para esa temporada habían sido Juan García Soriano y Attila Ladinszky y ambos fueron titulares en el equipo que se midió a los húngaros. Un Betis que saltó al campo con calzonas verdes, mientras que su rival húngaro vestía de blanco.
La victoria cayó del lado verdiblanco por 1-0, gol de Ladinszky, y en todos los medios informativos se ponderó la justicia del resultado. Así, ABC de Sevilla tituló: “Vibrante actuación del equipo bético que batió merecidamente al subcampeón de la Recopa”. Por su parte, el diario MARCA relató que: “Ladinszky puso al Betis en la final ante un Ferencváros que buscó la igualada y planteó dificultades”. AS dijo: “Superó el Betis al Ferencváros” y, por último, Mundo Deportivo de Barcelona dejó claro que: “El Betis no tuvo ni para empezar con el Ferencváros”.
Arbitró el partido el colegiado alemán Ferdinand Biwersi y las alineaciones fueron las siguientes:
Real Betis: Esnaola; Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo; López, Alabanda, Cardeñosa (Rogelio, m.77); García Soriano, Ladinszky y Anzarda (Mendieta, m.77).
Al día siguiente el Ferencváros derrotó por 2-1 al Dinamo de Kiev en el partido de consolación y en la gran final el Real Betis se impuso al Sevilla por 1-0, con gol de Eduardo Anzarda. Era la primera vez que los rivales sevillanos se enfrentaban en el partido decisivo y, como en tantas otras cosas, el Betis fue pionero al anotarse la victoria.
Años más tarde, en 1980, también lo sería al ganarle a su eterno rival una final del Ciudad de Sevilla en su propio campo. Algo que no había ocurrido antes. Estaba justificado, pues, como ya escribimos alguna vez, que la afición bética saliera encantada de Heliópolis aquella noche de agosto de 1975 después de que el prodigioso trofeo de Fernando Marmolejo hubiera sido generosamente paseado por la hierba. Ladinszky fue nombrado mejor jugador del Betis del torneo y la fiesta se trasladó a la Plaza de América, donde el Ayuntamiento organizaba cada año una Verbena Popular que servía de epílogo a la fiesta del fútbol. Allí actuaron, felices, algunos artistas béticos tan insignes como Juanita Reina o Manuel Mairena, dolorosamente desaparecidos.
Desde ese día, hubo de pasar una casi una década hasta que volvieran a enfrentarse el Real Betis y el Ferencvárosi Torna Club, nombre preciso del club magiar, que en castellano definiríamos como Club de Gimnasia Ferencváros.
Este tercer encuentro volvió a llegar en el mes de agosto, esta vez de 1984, y de nuevo en el Benito Villamarín. Partido de presentación del equipo verdiblanco de cara a la temporada que venía. Una campaña llena de expectativas, ya que el Betis se había ganado el curso anterior el derecho a volver a las competiciones europeas.
Aquel era el Betis que entrenaba Pepe Alzate y en el que aún permanecían algunas leyendas eternas como Esnaola y Cardeñosa junto a figuras tan imponentes como Gordillo, Rincón y Calderón, si bien estos dos últimos no jugaron aquella noche por arrastrar distintas molestias físicas.
El choque contra el Ferencváros, disputado el martes 7 de agosto, tuvo poco eco, casi ninguno. El técnico lo afrontó como una prueba de pretemporada y utilizó a 19 futbolistas a lo largo del partido. Junto a esto, hubo poco público en los graderíos debido al mucho interés que provocaban aquellos días las retrasmisiones televisivas de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles y al hecho de que el club no hubiera anunciado ningún fichaje de impacto. De hecho, la única contratación de esa temporada fue el delantero Valdo.
Ganó el Betis casi sin despeinarse por 2-0 y lo único elogiable fue la actuación de Rafael Gordillo, de quien dijo el ABC de Sevilla cosas tan agradables como las siguientes: “El internacional del Polígono es que parece no necesitar las pretemporadas para ponerse en forma. Ayer corrió con más fuerza que nadie y en dos o tres arrancadas de las suyas provocó las más largas ovaciones de la noche. Jugó el partido al mismo ritmo, descolocó cuando quiso a la expeditiva retaguardia húngara y, en
definitiva, fue lo mejor de la noche”.
Los goles verdiblancos los materializaron Parra y Paco y a las órdenes del colegiado andaluz Sebastián Damín Rendón las alineaciones fueron las siguientes:
Real Betis: Esnaola; Diego (Pitero, m.70), Mantilla (Carmelo, m.46), Alex, Gordillo; Ortega (Calleja, m.45), Parra (Romo, m.78), Cardeñosa (Casado, m.60), S
uárez (Julio, m.46); Paco (Reyes, m.68) y Valdo (Palomino, m.43).
El siguiente duelo entre béticos y magiares ya fue el de la Liga Europa de finales de septiembre. Ganó el Betis y ahora se hace más necesario que nunca el triunfo verdiblanco para apuntalar la clasificación en el torneo y esperar un eventual traspiés del Bayer Leverkusen.
Será la tercera ocasión en que el Ferencváros pise el césped del Villamarín y confiemos en que vuelva a ganar nuestro glorioso como en los dos casos anteriores
Todos sabemos que cuando llega el derbi no es un encuentro cualquiera. Es un partido diferente y por ello hay que jugarlo de una forma diferente. Ser bético y antisevillista van de la mano y el que diga lo contrario no sabe de qué va la esta ciudad. A nuestros jugadores no podemos pedirles esto, pues la mayoría no han salido de nuestra cantera, pero tanto los que sí son canteranos como los trabajadores del club, deben trasmitir ese veneno verdiblanco para que la victoria caiga del lado de Heliópolis.
Uno de los mayores derbis de más antisevillismo fue aquel 4-0 del que se recuerda la imagen de Antonio Biosca o los cuernos al portero sevillista. Desde Gol Sur 1907 vamos a recordar un partido que seguramente vive en la memoria de muchos béticos.
Y es que se cumple 41 años de aquel domingo de feria en el que el Real Betis Balompié ganó por 4-0 el derbi a su eterno rival.
Un 20 de abril de 1980 el Benito Villamarín se vistió de gala para uno de esos días mágicos. Era la jornada 30 y los dos equipos llegaban pegados en la clasificación y empatados a puntos a falta de 5 encuentros para el final.
La grada de Gol Sur como se puede ver en algunas fotos del partido, estaba completamente llena de gente, con banderas por toda la grada y con algunos béticos que se tenían que subir al muro porque no cabían.
El Betis venía de una primera vuelta en la que no llegaron los resultados, pero encaró el derbi con una buena racha de partidos y una dinámica que le permitiría luchar por puestos europeos, aunque finalmente quedaríamos 5º clasificados y a dos puntos de disputar competición europea.
El Betis, entrenado por Luis Cid Carriega, saltó al Villamarín con jugadores como Esnaola, Bizcocho, Biosca, Gordillo, Ortega o Cardeñosa. Jugadores que luego se convertirían en leyendas de las 13 barras.
Los goles llegaron por parte del delantero Morán, por partida doble, el centrocampista Javier López y el central Antonio Biosca.
En uno de ellos Biosca al marcar, se giró al portero conocido como superpaco, y le hizo un corte de manga acontecido por la euforia de la que desde entonces es la victoria del Real Betis Balompié más holgada en los derbis.
Cuando Biosca marcó y le hizo el corte de manga el portero le dijo:
-“Anda lávate esa boca”.
Y Biosca le respondió:
-“Me la lavo todos los días con licor del polo que es verdiblanco”.
En el mismo partido, al comienzo de la segunda parte cayeron desde la grada de Gol Sur unos cuernos en el área que defendía el portero. Recientemente contó algo que en 40 años nunca dijo antes, que recibió plomillos y que se le quedaron en los guantes, pero ya conocemos todos la imaginación que tienen para inventarse historias.
Desde Gol Sur 1907 no queremos despedirnos sin antes dirigirnos a aquellos béticos más jóvenes para que indaguen en nuestra historia, lean sobre nuestras leyendas y se empapen de todo el beticismo y antisevillismo posible que le puedan dar sus mayores.
Muy Buenas a todos, Hoy tenemos el placer de traeros algo muy llamativo respecto a la historia de nuestra grada “El Viejo Palomar” mítico casillero que sumaba goles para brindar miles de alegría, al igual que observar palmeos, cánticos, y avalanchas de una grada mágica.
Viejo palomar, orgullo del Gol Sur. Cuantas miradas te habrán contemplado a lo largo de 40 años, cuántos goles habrán pasado por tu marcador, cuántos días de alegrías y de tristezas. A tu casillero subieron los goles de Eduardo Anzarda, del Lobo Diarte y de Atila Ladinsky. Bajo tu sombra generaciones de béticos cantaron y rieron, sufrieron y lloraron.
En noviembre de 2008 el marcador que presidía el Gol Sur del Villamarín fue desmontado por motivos de seguridad debido a su mal estado, el ultimo que vio el viejo marcador en el palomar de Gol Sur en el partido que enfrentaba al Mallorca con un 3-0 para el glorioso.
El palomar, como era conocido popularmente por los aficionados, no era más que una casetilla en altura que hacía las veces de marcador. Todo un símbolo de otra época que, aún habiendo perdido su valor funcional desde que por el Villamarín hicieron aparición los marcadores electrónicos para el Mundial de 1982, mantenía un alto poder simbólico para los aficionados.
Bajo el palomar se agrupaba el corazón del Gol Sur, cuando no existían gradas de animación ni grupos ultras. Generaciones de béticos cantaron y rieron, sufrieron y lloraron, bajo esta casetilla simple pero con tanto que contar…
La modernidad del marcador electrónico te condenó a morir y sólo el inacabado platillo volante te permite subsistir abandonado y triste, como esos ancianos que esperan el día final rememorando sus recuerdos.
Ese día de los 9 goles a la Cultural Leonesa, con los chavales del Betis Deportivo haciendo maravillas en la atardecida del mes de Junio del 85…
Esa tarde de un domingo de feria de abril del 80, cuando 4 eran pocos y todos queríamos más…
Pasaste a formar parte de los recuerdos de nuestra vida, como el 19 que nos llevaba desde la Plaza Nueva al Bar Parada, los palquitos antiguos de Heliópolis o el gol que Hugo Cabezas le marcó a Iríbar aquel domingo frío de enero del 78.
Una vez más visitábamos la ciudad nazarí; como viene siendo habitual año tras año una nueva invasión de la afición verdiblanca, y una gran representación de miembros de Gol Sur 1907, que desplazó a tres buses, además de más gente de las peñas y grupos que pasaron el finde allí. En total fueron más de 200 integrantes de la grada de animación los allí presentes.
Salimos bien tempranito para Granada los buses de la grada de animación con ganas e ilusión de acompañar una vez más a nuestro Betis, y a eso de las 11 de la mañana ya estábamos en Granada. Nos reunimos con los demás beticos desplazados en la plaza que hay junto al estadio, la que ya estamos acostumbrados a tomar cada vez que el Betis visita aquellos lares.
Después de una gran previa bastante animada, con cerveza, humo y muchos cánticos, nos disponemos a entrar todos juntos al estadio. A todo esto, recordar que una vez más no empezó aquella temporada de la mejor manera posible, estando el entrenador muy cuestionado tras los malos resultados por los que pasaba el equipo, y los jugadores más de lo mismo ya que muchos se arrastraban por el campo. Aún así, Gol Sur 1907, de la mano de la afición no fallaba.
Sin embargo una vez más el equipo volvió a fallar: partido lamentable, jugadores andando y arrastrando la camiseta, el Granada con muy poquito le sirvió para llevarse los tres puntos, pero ahí estábamos nosotros para honrar el escudo, con una lección de animación brutal, la mejor de la temporada en cuanto a viajes se refiere diríamos algunos. Cuanto más se arrastraba el equipo y más desesperaba a los béticos, más se cantó y animó, tanto fue así, que uno de los miembros de seguridad del Granada, se acercó a uno de los responsables de Gol Sur 1907 y le comentó que relajara a la gente y la animación porque de los botes que se daba en la zona visitante, las gradas metálicas del Nuevo Los Carmenes se iban a caer, a lo que este le respondió “tranquilo que tendréis la suerte de que el Betis no marcará y no se caerá”, el seguridad se fue con cara de asombro mientras la afición verdiblanca miraba asustada hacia arriba donde estábamos ubicados, miraban por cómo botaban esas gradas, el temblor era increíble.
Después de 90 minutos de beticismo en estado puro y honra al escudo, jugadores y directivos se llevaron su merecida bronca, salvo algún jugador que se acercó a la esquina a pedir perdón y saludar a los béticos desplazados. Algunos (la mayoría) entraron flechados al vestuario y no quisieron saber nada.
Tras el bochorno y el correspondiente cabreo, partimos de vuelta a la Ciudad del Betis, decepcionados no sólo por el resultado, sino también por la actitud de los jugadores.
Esta pasión no entiende ni de resultados ni de categorías.